domingo, 26 de junio de 2016

Ante la crisis y la incertidumbre

El pueblo inglés, sin duda el más preparado de Europa, no ha querido escuchar a sus élites, ni a sus académicos, ni a sus banqueros que le decían que lo mejor era mantener el 'statu quo'. No ha querido escuchar las advertencias de Bruselas, de los banqueros centrales tanto del Reino Unido como del resto de grandes países, ni a los principales jefes de Estado e instituciones mundiales, y en lugar de ello ha decidido para bien o para mal salir de la UE, provocando una ruptura histórica del orden europeo de la posguerra. Tal vez porque solo podía ser un país vencedor del nazismo quien dijera basta a la corrupción, el descontrol, la dictadura de los 'lobbies' y la insufrible burocracia de Bruselas, algo de lo que nadie habla.

De todas formas, y aunque no habrá “sangre, sudor y lágrimas” como en la II Guerra Mundial, sí habrá sudor y lágrimas para todos, el Brexit es un auténtico desastre para los británicos y para el resto de europeos, aunque los primeros parecen dispuestos a aceptarlo a cambio de librarse  del 'yugo' de  Bruselas.  La primera reacción ha sido el hundimiento de la libra, de las bolsas de valores, especialmente de los bancos, y la subida de la prima de riesgo de los países periféricos, algo gravemente preocupante para España, que es el país más endeudado de Europa (si consideramos el PIB real y no el oficial, groseramente manipulado) y con un déficit público fuera de control.   

Las razones, la antiinmigración y la antiburocracia. Un periodista inglés la semana pasada en Bruselas me diría: “No somos xenófobos pero no queremos que nuestras ciudades se conviertan en algo como esta capital, con 400.000 belgas, 400.000 musulmanes y 400.000 extranjeros, y menos aún ser gobernados por la burocracia mas corrupta de Europa”. Algo de lo que doy fe, porque lo he sufrido intentando conseguir la competencia energética en España, y donde el 'lobby' patrio compró a los 'capos' de la DG4 (Dirección de Competencia) y lo que tenemos hoy es un oligopolio escandaloso. Aunque es ingenuo pensar que una vez fuera de las opresivas regulaciones implantadas por Bruselas, la debilitada economía británica volverá como creen a sus días de gloria como potencia mundial independiente. 

Recesión en Reino Unido y en la UE

Lo que va a ocurrir es justo lo contrario. El crecimiento este año caerá del 1,8% previsto a un 1,4%, y el que viene probablemente al 0,7% frente al 2,1% previsto. El ministro de finanzas, George Osborne, advertiría de que la salida haría inevitable una subida de impuestos y un recorte de gasto de 30.000 millones de libras. “Se producirá un enorme agujero en las finanzas publicas y tendremos que subir impuestos y recortar gastos”. Los analistas esperan una fuerte contracción de la inversión en la segunda mitad del año, una reducción en los volúmenes de importación y un incremento de las exportaciones gracias a la devaluación de la libra, que se espera caiga a 1,2 respecto al dólar a fin de año. La inflación subirá al 2%, por lo que el escenario mas probable es el estancamiento con inflación.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, advirtió de que el Brexit hará caer significativamente ('sharply lower') la economía y elevará el desempleo. En un análisis separado publicado por el Tesoro a principios de año, se afirmaba que la salida de la UE precipitaría al Reino Unido en una larga recesión, que costaría a las familias 4.300 libras anuales para 2030 y haría al país permanentemente pobre. El año pasado, entraron en el país 630.000 inmigrantes y lo abandonaron 297.000, una inmigración neta de 330.000 personas. De ellos, 187.000 de la UE. La cifra se ha doblado en los últimos años como consecuencia de que los salarios han crecido significativamente, justo lo contrario de lo ocurrido en España.

El Brexit abre la puerta a que el frágil bloque político económico que es la UE pierda nuevos países. Por ello, y en un claro aviso a navegantes, la reacción el viernes por la mañana de la canciller Merkel, en una entrevista a la BBC visiblemente contrariada, fue extremadamente dura: “Para los que vienen de fuera, y tenemos montones de negociaciones con terceros países, jamás llegaremos a los mismos compromisos, o llegaremos a resultados tan satisfactorios como con aquellos que asumen las responsabilidades y los costos del mercado único”. Hollande, mas cabreado que Merkel, ha urgido a que Reino Unido salga cuanto antes, y Juncker ha dicho lo mismo: fuera ya mismo. La prioridad absoluta es evitar el contagio y ello exige ser implacables con Reino Unido, 'no mercy'.

Juncker, hablando la semana pasada en el Foro Económico Internacional en San Petersburgo, en Rusia, dijo que no pensaba que el Brexit representara que la UE estuviera en peligro de muerte, solo que ello les obligaba más que nunca a poner las cosas en orden. La cuestión es qué entiende por poner las cosas en orden, porque si eso significa continuar con la corrupción a todos los niveles y el imperio de los 'lobbies' como si no pasara nada, o que en casos como el de España, donde la situación económica es insostenible -lo cuantificaremos aquí un grupo de economistas y profesores el próximo lunes-, van a seguir mirando para otro lado mientras se incumplen todos los objetivos de déficit y la burbuja de deuda sigue creciendo sin límite, solo estarán aplazando y agravando el desastre.

Manifestantes contrarios al Brexit. (EFE)

'The Economist' afirma que cualquiera que sea la reducción del crecimiento en Reino Unido, en la UE se reducirá la mitad, es decir, un 0,4% menos este año, pero el 1,4% menos en 2017, lo que lleva a casi cero el crecimiento europeo. El desempleo de la zona euro se mantiene asombrosamente alto, por encima del 10%, y ello por no hablar de España y Grecia, que doblan esa cifra. El crecimiento es mínimo, la productividad y la inversión bajas y el sector bancario se encuentra a las 12 doce menos cinco de una nueva crisis, o sea, justo lo que nos faltaba. La expansión monetaria del BCE sin control alguno solo puede llevar al desastre, por lo que cada vez son más las voces que se alzan para exigir una solución diferente.

La reunión del sábado en Berlín de los ministros de Exteriores de los seis países fundadores del Mercado Común es un paso obligado y certero para analizar los errores sin cuento, al pasar de un mercado común a seis a una unión económica a 28. Pero, después, lo único que puede salvar el proyecto europeo es blindar la zona euro, porque si esta salta por los aires, será el fin. Y la piedra angular para ello es un presupuesto único para toda la zona con un control estricto del gasto y una política fiscal común, aparte completar en serio la bancaria, que está siendo de broma. El desmadre absoluto del Estado autonómico español, con 17 taifas gastando por libre sin control alguno y con decenas de impuestos y tasas arbitrarias, es incompatible con la cimentación de un proyecto común, por lo que o esto se corta de raíz desde una autoridad fiscal y presupuestaria supranacional, o a España la obligarán a salir de cualquier proyecto común que se decida. 

En cuanto a los efectos para la economía y las bolsas mundiales, la Fed va a permanecer acomodaticia, y no son probables más subidas de tipos en lo que queda de año. El Banco de Japón va a continuar comprando acciones e incluso las va a incrementar. El BCE puede empezar a comprar acciones. De todas formas, los bancos centrales están perdiendo credibilidad, los tipos de interés negativos son malos psicológicamente, son malos para los ahorradores y muy malos para la banca. Y ahora el frenazo económico reducirá las inversiones de capital y el consumo de las familias. El dólar se revalorizará y la prima de riesgo de los países periféricos se incrementará, los bancos europeos empezando por los españoles se están deshaciendo de deuda nacional todo lo rápido que pueden. 

Malo para España, bueno para Rajoy

El efecto directo sobre España, aparte el indirecto por el periodo de crisis e incertidumbre que se abre en los mercados internacionales, es manifiestamente negativo, justo lo que nos faltaba. En el inmediato, hemos visto la bolsa el viernes, con la mayor caída de la historia del Ibex, un auténtico cataclismo. Luego el turismo: los británicos, con más de 15 millones de visitantes y un gasto de 14.500 millones de euros en 2015, son los líderes del sector y el hundimiento de la libra en un 10% respecto al euro tendrá un claro impacto negativo. También a corto plazo, la venta de viviendas, donde son responsables de la quinta parte de las adquisiciones por extranjeros, se acabará reduciendo y en mucha mayor medida que el turismo.

También, y en el ya mismo, los bancos y empresas españoles en Reino Unido, donde tienen invertidos mas de 60.000 millones de euros, perdieron de golpe el viernes el 10% del valor de sus activos allí y las caídas en bolsa los doblaron. Y luego van a ver reducidos sus resultados. Las exportaciones españolas, que ascienden a 18.000 millones de euros, se verán afectadas también. En el medio plazo, Reino Unido es el segundo país aportador de fondos netos a la UE, por lo que su salida supondrá un recorte significativo de las ayudas agrícolas y de los fondos de todo tipo. Adicionalmente, y como es de sentido común, se ha iniciado una salida de depósitos que se convertirá en un torrente si Podemos tiene opción de gobernar, entre otras razones porque en caso de crisis, ni respetarán la ley ni las garantías.   

Pero todo esto a don Mariano le trae sin cuidado, ya que, abrumado por la inaudita estupidez del ministro del Interior -¿pero cómo este necio se deja grabar en su propio despacho por los separatistas como si fuera Mortadelo?-, el Brexit es la última esperanza para salvarle del desastre el domingo si es que la clase media, aterrada por lo ocurrido el viernes -donde han perdido 67.000 millones-, reacciona igual que los mercados, porque si no es así y España cae en manos de los bolcheviques bolivarianos disfrazados de 'socialdemócratas' de Podemos, el efecto del Brexit parecerá una broma: arruinarán España para medio siglo.  

El Brexit beneficia a Rajoy aunque perjudique a España y la UE. (EFE)

El drama de España es que ante la nueva situación de grave incertidumbre, con los bonos en una espiral de inestabilidad -el diferencial con Alemania subió el viernes al nivel más alto desde 2014-, estamos en manos de la clase política más pobre de Occidente, en palabras del semanario alemán 'Der Spiegel'. ¿Alguien en su sano juicio piensa que los cuatro botarates más votados ayer saben hacer otra cosa que darnos la puntillanbsp;Durante la campaña, nadie habló de los grandes problemas de la nación, de cómo repagar la deuda, de cómo recortar gasto. Ninguna Administración pública tiene plan alguno de recorte de gasto ni mejora de gestión, solo están pensando en cómo expoliar más a los españoles, en cómo chantajear a una UE debilitada  para seguir incumpliendo los déficits y en cómo pedirle más dinero al BCE para continuar el despilfarro. 

Pero la suerte está echada y ya nada podemos hacer. Hemos entregado nuestro futuro y nuestra hacienda a unos indocumentados que nunca han producido nada y que solo saben despilfarrar el dinero de los demás, y que pueden conducirnos de nuevo al bloqueo y la parálisis: tenemos lo que hemos votado... Solo queda el sálvese quien pueda, algo que les he repetido una y otra vez durante meses, pero que hoy adquiere carácter de máxima urgencia: saquen de sus bancos todo lo que puedan, y como mínimo el dinero que necesiten para vivir dos años si es que lo tienen y manténgalo líquido en lugar seguro, pueden necesitarlo antes de lo que imaginan y justo cuando eso ocurra sus cuentas pueden quedar bloqueadas como ocurrió en Grecia. 



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