lunes, 19 de mayo de 2014

El gran fraude: coalición y abstención


La pasada semana, ante el posible retroceso en las elecciones europeas de los dos grandes partidos estatales, que, junto con los separatistas, han protagonizado durante los más de 35 años de gobierno el saqueo inmisericorde a los más débiles y a la clase media, el mayor nivel de corrupción de nuestra historia y la destrucción moral y política de España, han elegido una nueva táctica: el fraude de una gran coalición que les permita seguir disfrutando del mismo poder bipartidista (que hasta ahora habían disfrutado por separado) y que les ha permitido perpetrar el mayor expolio a la riqueza de un pueblo en toda la historia europea. Algo que apoyan el Rey, las oligarquías empresarial y financiera y algunas grandes embajadas, que quieren una España débil con una mano de obra barata e inculta.  


PP y PSOE no son desde hace mucho tiempo las siglas de dos ideologías contrapuestas, sino dos caras de una misma moneda de burocracia, corrupción, nepotismo e incompetencia. Y para seguir en el poder están dispuestos a lo que sea, empezando por hacer una campaña electoral de bajo perfil, creyendo que las ventajas que la ley D’Hont concede a los partidos mayoritarios son extrapolables a los resultados electorales con baja participación de votantes. Hablando en términos coloquiales, se trata de mantener las tres R, como lo denominan algunos, aunque son cuatro, al Rey, a Rajoy, a Rubalcaba y al Robo. El Rey como jefe de Gobierno, Rajoy presidente, Rubalcaba vicepresidente y el robo as usual. Para ello, han hecho un pacto de silencio sobre la corrupción.

Los dos grandes partidos estatales, que, junto con los separatistas, han protagonizado el saqueo inmisericorde a los más débiles y a la clase media, han elegido una nueva táctica: el fraude de una gran coalición que les permita seguir disfrutando del poderFelipe González, que no suele dar puntada sin hilo, en unas declaraciones a laSexta hizo una encendida defensa de la gran coalición; siempre dijo “si España lo necesita”. ¿Y quién determina si España lo necesita? Desde luego, no Felipe González, culpable de la politización y destrucción de la enseñanza pública a todos los niveles; culpable del desmantelamiento industrial de España para poder entrar en la CEE a toda prisa, cuando podía haberlo hecho un año después sin ceder absolutamente nada;  culpable junto con Aznar, que pondría en marcha un disparatado plan de subvenciones a las energías renovables, de que España tenga hoy el precio de la electricidad más alto de todo el mundo desarrollado (1).

Y, finalmente, culpable de la mayor degeneración moral de cualquier tipo de Gobierno europeo: corrupción sistemática y crimen de Estado (GAL). Justamente, las elecciones populares son el único medio por el que se puede deducir, cuando tienen una alta participación, cuál es el interés de España. Pero incluso este interés está subordinado al reino de la libertad política. Es decir, sin libertad política colectiva, como ahora sucede, no hay la menor posibilidad de saber cuál es el interés primordial de España. Conquistemos la libertad y luego hablaremos.

Sin proyecto de España

Según la última encuesta del CIS, la intención de voto conjunta para los dos grandes partidos estatales es del 58,1%. Como se trata de una de las encuestas más cocinadas de las que se tiene memoria, la realidad puede ser que entre PP y PSOE apenas lleguen a alcanzar un 50% de los votos emitidos, algo que, lógicamente, ha desatado todas las alarmas. No es que España necesite la coalición de los dos principales responsables del desastre, como afirma González. Son ellos quienes la necesitan desesperadamente para mantener el gigantesco tinglado de intereses creados, burocracia, nepotismo, corrupción e incompetencia, montado durante estos años a costa del empobrecimiento y el endeudamiento de varias generaciones.

Pero, lo que es todavía mucho peor, es que esta posible gran coalición no sólo dejaría a España en manos de los partidos nacionales más incompetentes y corruptos de Europa por otros cuatro años. El problema es, como señaló Felipe González en laSexta –y resulta abiertamente contradictorio con su propuesta de gran coalición–, que “lo más preocupante es que los líderes del PP y PSOE, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba respectivamente, no han planteado lo que quieren hacer con el país. Ninguno es capaz de exponer en 20 minutos y con credibilidad lo que quiere hacer con España los próximos 20 años”. ¿Y lo que conviene a España resulta que es ser gobernada por ineptos y apátridas que ni siquiera tienen un proyecto de país?

Sin libertad política colectiva, como ahora sucede, no hay la menor posibilidad de saber cuál es el interés primordial de EspañaLa última sesión de control del Gobierno en el Congreso antes de las elecciones europeas fue una declaración de amor entre Rajoy y Rubalcaba. Resulta que Rajoy está “sustancialmente de acuerdo” con todas las chorradas y lugares comunes que dijo Rubalcaba sobre Europa (por ejemplo: “Los problemas de Europa se resuelven con más Europa”, y otras memeces por el estilo). Sin embargo, cuando Rajoy mintió como un bellaco diciendo que la economía va mucho mejor, y debiendo tener Rubalcaba datos para demostrar que esas afirmaciones son absolutamente falsas, el jefe de la oposición abandonó el hemiciclo. No se le ocurrió al ínclito Alfredo preguntar al trilero de Rajoy si la destrucción de 184.000 empleos en el primer trimestre de 2014 es ir mejor; si recortar en 4.700 millones las prestaciones por desempleo, bajando la prestación media a su mínimo histórico en términos reales, es ir mejor.



Ni tampoco si recortar becas es ir mejor; si incrementar el número de enchufados públicos viviendo del cuento es ir mejor; si que las cifras oficiales de crecimiento sean tan falsas y contradictorias con la realidad que no hay por dónde cogerlas es ir mejor (claro que ellos falsificaban la Contabilidad Nacional al por mayor); si decir que la afiliación a la Seguridad Social ha crecido basándose en el camelo total que son las cifras de paro registrado y afiliación (cuando los datos de la EPA del primer trimestre dieron una caída del 0,4% anualizada respecto al trimestre anterior, o cuando en 2013 se perdieron otros 200.000 empleos, ¿pero es que no hay nadie en el PSOE que sepa sumar y restar?) es ir mejor; si el seguir endeudando a los españoles salvajemente es ir mejor; si el que un 55% de los jóvenes españoles ni tenga trabajo ni esperanza alguna de conseguirlo en diez o veinte años es ir mejor… por no hablar de la tasa de pobreza infantil, la segunda mayor de la UE y fuente de seria preocupación en Bruselas, de la dependencia y de mil cosas más.

Lo más preocupante es que los líderes del PP y del PSOE no han planteado lo que quieren hacer con el país. Ninguno es capaz de exponer en 20 minutos y con credibilidad lo que quiere hacer con España los próximos 20 añosClaro que si Rubalcaba y Rajoy se han comprometido mutuamente a no hablar sobre la corrupción ni sobre Cataluña (Soraya Rodríguez recibiría un broncazo monumental de Rubalcaba por acusar a la vicepresidenta de haber recibido 600.000 euros) y han sacado de la campaña todo –Bárcenas, los ERE, la impresentable Magdalena Álvarez, el AVE a Barcelona–…  Y sobre Cataluña, estos traidores están acordando por debajo de la mesa un pacto fiscal que arruinaría al resto España. ¿Cómo van a criticar una situación económica de la que son más responsables aún que el PP? ¿Y a estos cínicos, corruptos y encubridores de corruptos es a quienes van a elegir el día 25 la mitad de los votantes para que les sigan robando y destruyendo su futuro?

Votar al PP o al PSOE es apoyar a un sistema político criminal que ha generado las mayores desigualdades de renta y riqueza de nuestra historia, y la segunda de Europa, situado a un tercio de las familias por debajo del umbral de la pobreza, y donde millones, sobre todo niños, pasan ya hambre física. Como dice la Biblia, “perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”. Pero lo pagarán caro; ellos, sus hijos y sus nietos.

El discurso que están realizando a favor de la gran coalición es que, después de las elecciones de 2015, deberá hacerse una reforma de la Constitución para ir a un Estado Federal. Un auténtico camelo, porque las autonomías han superado de lejos los límites y las competencias de un Estado Federal. Y es que estos indocumentados que están al mando parece que todavía no se han enterado de cómo se reparte el gasto público total en un Estado federal y en la estafa de Estado autonómico que nos han impuesto desde la Transición, para repartirse España como si fuera un solar.

En los Estados federales el gasto público total (excluida la Seguridad Social), alrededor de dos tercios es gasto público centralizado, o sea del Estado, mientras que sólo un tercio es descentralizado (lo que aquí serían CCAA y ayuntamientos). Pero en este engendro diabólico llamado Estado autonómico, creado para multiplicar por 17 los puestos de poder y para colocar a dos millones de parientes y amigos, dos tercios del gasto público son descentralizados, o sea, lo realizan las autonomías, los ayuntamientos y sus miles de chiringuitos. La distribución es justo la contraria, el gasto centralizado es sólo un tercio.

Votar al PP o al PSOE es apoyar a un sistema político criminal que ha generado las mayores desigualdades de renta y riqueza de nuestra historia¿Cómo van a arreglar el desafío catalán, que es la excusa, pidiendo que Cataluña devuelva la mitad del gasto al Estado, que es lo que tendría que suceder si España se convierte en un Estado federal? Además, ¿cuándo unos gobernantes que no sean unos traidores van a cambiar un Estado para satisfacer a unos separatistas que no tienen media bofetada? ¡Hagan cumplir la Ley de una vez y déjense de historias! Lo que quieren en realidad es salvar el bipartidismo y sus increíbles privilegios, que han llevado a este país a la mayor ruina económica, política y moral de su historia. Y, en el caso del PSOE, el asunto es mucho más grave: se trata de un tema de vida o muerte, porque la inevitable ruptura con el PSC, que ha abrazado las tesis separatistas, hará que no pueda volver a gobernar en España jamás, y si adopta las tesis independentistas del PSC menos aún.

Rajoy ordena el cierre de un tercio de colegios electorales

A la vista de la intención de voto sin cocinar de la que ellos disponen (aunque los ciudadanos no), los amanuenses de los dos grandes partidos han llegado a una conclusión lógica: cuanto mayor sea la abstención más probabilidades tienen de que su retroceso electoral no sea tan evidente, y más probabilidades de afirmar sin sonrojarse urbi et orbi que el resultado de las europeas no es extrapolable ni a las municipales ni a las generales del próximo año.

En un alarde increíble de totalitarismo, en un auténtico atentado contra la democracia, el Gobierno ha ordenado al Censo Electoral la supresión de miles de mesas y colegios electorales en toda España y, particularmente, en aquellos lugares donde el voto le es menos favorable. Se suprimirá una de cada tres urnas para dificultar el voto de los desafectos y fomentar la abstención, ya que, si se producen grandes colas en algunas zonas, la gente no querrá esperar y se volverá a su casa. Esto es lo que el PP espera conseguir con una acción que ni las repúblicas bolivarianas se atreverían a poner en marcha. La increíble excusa de estos totalitarios es que, como en todo caso la abstención va a ser alta, suprimiendo mesas y colegios se ahorra dinero. Y, mientras tanto, mantiene el despilfarro político a todo trapo. Es simplemente inaudito el grado de hipocresía de González Pons, el número dos en la lista del PP, al afirmar que el rival del PP en las europeas “no es el PSOE, sino la abstención”.  

La táctica profundamente perversa y antidemocrática de estos cínicos totalitarios es sencilla: la encuesta del CIS señala que el número de votantes que han decidido abstenerse es 10 puntos superior a las elecciones de 2009; como en estas la abstención al final fue del 54%, la abstención esta vez podría acercarse al 60%, lo que significa dos cosas; la primera, que con menos de un 20% del censo votándoles el PP podría afirmar sin sonrojarse que esto significa el espaldarazo a toda su desastrosa política económica, basada en el endeudamiento de varias generaciones y el empobrecimiento de los mas débiles y de la clase media; segunda, si aun con la abstención las cosas les van mal, afirmarán justo lo contrario, como ya he explicado: con una participación tan exigua el resultado no es extrapolable ni a las autonómicas ni a las generales. Y a seguir expoliando a los españoles un año más, y si las cosas se ponen peor (que se pondrán, porque ni vamos a salir de la crisis ni nada que se le parezca), entonces, gran coalición y a seguir robando otros cuatro años en régimen de gananciales. 

(1) González ordenó el desmantelamiento de cuatro grandes centrales nucleares que estarían produciendo hoy 32 millones de Mw/hora anuales a 15 euros el Mw/hora, y no a 400 euros Mw/hora que nos cuesta la solar de Aznar desarrollada por Zapatero, que no se enteraba de nada, o 85 euros Mw/hora la eólica. Un coste adicional de 5.400 millones de euros anuales, suponiendo que el mix eólica/solar que tiene que sustituirlo sea de 70/30. O sea, el sectarismo político de González nos cuesta a los españoles pagar más de un 20% adicional en el recibo de la luz.

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